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La mujer más fea del mundo lleva su historia al cine


En diciembre de 2013 inspiró a millones con su TED Talk. En 2015 Lizzie Velásquez, la mal llamada «mujer más fea del mundo», espera que su historia llegue a la pantalla grande en forma de documental para ayudar a combatir el «bullying» alrededor del mundo.

«Quiero que la gente vea que, cuando se trata de bullying, hay una luz al final del túnel», dijo Lizzie Velásquez, de 25 años, en una entrevista reciente con la Associated Press.

«Sé muy bien lo que se siente cuando abusan de una en persona o por internet, y quiero ser la protectora de aquellos que creen que las cosas no van a mejorar. La idea es que vean el documental y se den cuenta de que sí es posible sobreponerse a todo», añadió hablando en inglés en un café de Austin, Texas.

El documental, tentativamente llamado «The Lizzie Project», está siendo financiado con una campaña de Kickstarter que ya superó los 110,000 dólares en donaciones. La campaña, cuyo video promocional puede verse en TheLizzieProject.com, termina el 31 de mayo y la meta es juntar 180,000 dólares.

«Lizzie tiene una fuerza interior y un sentido del humor con el que se puede relacionar todo el mundo», dijo Sara Bordo, quien hace su debut como directora con este proyecto. «Todos tenemos dificultades en la vida, pero nada se compara con los obstáculos que tuvo ella. Su actitud positiva eleva el espíritu de cualquier persona en el mundo».

Lizzie Velásquez nació en Austin en 1989 con un raro síndrome que le impide subir de peso y solamente afecta a otras dos personas en el mundo. Saltó a la fama el 5 de diciembre de 2013, cuando su charla motivacional para TED Talk en Austin (parte del evento mundial TedxWomen) se convirtió en un éxito viral. En su discurso, Velásquez explicó que su vida cambió a los 17 años, cuando se vio en un video de YouTube titulado «La mujer más fea del mundo». El video estaba acompañado por maliciosos comentarios, uno de los cuales decía «hazle un favor al mundo y ponte un revólver en la cabeza».

«En lugar de refugiarme solo en lágrimas, decidí ser feliz y darme cuenta que mi síndrome no es un problema sino una bendición que me permite superarme e inspirar a otras personas», dijo Velásquez, quien nunca ha pesado más de 29 kilos y es ciega del ojo derecho.

Desde que vio ese video, Velásquez se graduó en inglés y comunicaciones de la Universidad Estatal de Texas en San Marcos, escribió tres libros de autoayuda (el tercero, «Choosing Happiness», sale el 1 de agosto) y hoy tiene más de 55,000 seguidores en Facebook, 34,000 en Twitter y casi 134,000 en su canal de YouTube, donde publica videos que ella misma filma y edita. Recientemente fue entrevistada por Katie Couric y en el programa de la cadena estadounidense ABC «The View» (con Barbara Walters y Whoopi Goldberg). El 27 de junio estará en Barcelona, España, para su primera conferencia fuera de Estados Unidos.

«Ojalá pudiese hablar español, pero igual estoy ansiosa por llegar ahí», dijo Velásquez, de origen mexicano.

Además de Lizzie, los otros héroes de la historia son sus padres, los texanos Guadalupe y Rita Velásquez, que le brindaron el mismo amor que a sus hermanos Marina, de 19 años, y Chris, de 16, quienes no padecen el síndrome.

«Son los mejores padres del mundo», dijo Velásquez. «Estoy segura que fui enviada a ellos por una razón, y ellos fueron enviados a mí por una razón. Ese amor que me dieron, multiplicado por tres, es el motivo por el cual hoy soy quien soy».

Velásquez nació con ocho meses de gestación. Su madre la vio por primera vez en una foto de Polaroid porque los médicos temían su reacción.

«Yo me puse a llorar desconsoladamente, pero igual pedí que me la trajeran porque quería verla, tenerla y amarla», dijo la madre a la AP. Su padre, en tanto, dijo que Lizzie se dio cuenta de que era distinta el primer día del jardín de infancia, cuando les preguntó por qué los otros niños no querían jugar con ella.

«Nosotros le explicamos sobre el síndrome y, desde entonces, Lizzie dio grandes muestras de madurez».
Es tal la aceptación que Velásquez tiene por su condición, que ni siquiera le interesa saber sobre una posibilidad de cura.

«No, de ninguna manera», dijo Velásquez. «Si me hubieses preguntado esto a los 13 años, probablemente hubiese respondido que sí, que me sometería a los experimentos. Pero hoy ni siquiera lo consideraría. Me tomó mucho trabajo crecer y aceptar quien soy, y si cambio algo de mí ya no sería Lizzie ni sería honesta conmigo misma, así que jamás cambiaría quien soy».

AP