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‘Jauja’, ¿un western clásico o el sueño de un perro?


Desde un western clásico al sueño de un perro, «Jauja«, la última película del argentino Lisandro Alonso, protagonizada por Viggo Mortensen y premiada por la crítica en la última edición del Festival de Cannes, tiene múltiples lecturas.

«Cuando me preguntan de qué va la película me cuesta responder«, confiesa a Efe Lisandro Alonso, cineasta experimental y arriesgado, sobre un filme ambientado en la Patagonia del siglo XIX en el que Mortensen interpreta a un capitán danés, y que se estrena el próximo viernes en España.

«Puedo contar una parte, pero luego aparece un perro, y sucede algo en una cueva. Entonces empiezo a ver la cara del otro y pienso que creerá que soy idiota, así que al final prefiero decir que es una historia de amor y ya está«.

«En cierto sentido es un western clásico», le echaba un capote a su lado Mortensen, durante el pasado festival de San Sebastián.

«Es la historia de un padre, que es el último en darse cuenta de que su hija es una mujer. Un tipo conservador, un militar, al que le ocurre lo peor que le puede pasar: su hija se fuga con un soldado, y él va a buscarla«.

«Pero también puede verse como el sueño de un perro», añade a continuación.

«En realidad no puedes entender una película así si te empeñas en entenderla. Como espectador, esperas que suceda algo para que todo encaje, pero te cansas de buscar de esa manera y al final decides dejarte llevar por el paisaje, y te das cuenta que es lo que has hecho siempre, dejarte llevar», expone.

El paisaje, hipnótico, intenso, la luz y la composición, en formato de diapositiva, han sido los elementos más aplaudidos de «Jauja», obra del director de fotografía Timo Salminem, colaborador habitual de Aki Kaurismaki.

«El formato cuadrado no fue algo buscado a priori«, indica el director de títulos como «Los muertos» (2004) o «La Libertad» (2001). «Pero descubrí que me remitía a un cine menos narrativo, con no tanta acción».

«También es un formato que te hace querer ver más. Tienes que imaginar más. Él (Alonso) te dice esto es el mundo y no hay otra cosa, pero uno se pregunta qué mas hay«, añade Mortensen, también implicado en la producción del filme.

En cuanto a los aspectos más delirantes del guion, que no superaba las 20 páginas, ambos apuntan al poeta Fabián Casas.

«Había que domesticarlo un poco, él no viene de una escuela de cine y enseguida se disparaba y quería quemar un fortín o algo así«, apunta Alonso. «O meter frases delirantes», añade el actor, medio danés, medio estadounidense.

Ambos se conocieron en el Festival de Toronto en 2006. Después de ese primer encuentro, Alonso se pasó, en Buenos Aires, por el rodaje de «Todos tenemos un plan», para hablar con Mortensen.

«Siempre tuve ganas de hacer una película con la persona Viggo Mortensen. El actor es increíble, pero a mí me gusta más la persona. En realidad, nunca tuve especial interés en los actores, hasta ahora«.

En cuanto a la decisión de Mortensen de implicarse en un proyecto tan arriesgado, lo explica así.

«Como actores, nos viene bien ponernos en situaciones incómodas, en las que tienes que aprender algo nuevo. Siempre hay un momento en que te quejas, piensas porque dije que sí, lo odio, me da asco, me doy asco. Luego te enfrentas al desafío y siempre aprendes. Lo nuevo cuesta».

EFE