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Cinematografía norcoreana incluye secuestro de un cineasta


Corea del Norte odia la película de Hollywood que gira en torno al asesinato del amado gobernante de la nación, que ha tenido un largo idilio con el cine aunque a su estilo.

En las seis décadas desde que Corea del Norte comenzó a cultivar su sector cinematográfico han tenido lugar el secuestro de un cineasta surcoreano y su esposa actriz, la producción de una película de monstruos inspirada en Godzilla que fue un fiasco en el sur, la puesta ante las cámaras de desertores estadounidenses en películas de propaganda antiamericana e incluso una incursión del «poder femenino» en la pantalla grande con la más reciente cinta «Comrade Kim Goes Flying».

Corea del Norte comenzó la construcción de su sector cinematográfico en la década de 1950 como parte de una maquinaria de propaganda diseñada para la glorificación del extinto fundador del país, Kim Il Sung, el abuelo del actual gobernante Kim Jong Un.

Kim Il Sung declaró en alguna ocasión que las películas eran la herramienta más importante para la educación de las masas, según material de archivo que conserva el gobierno surcoreano.

Los productores de cine norcoreanos se han adentrado desde entonces en la ciencia ficción, la acción y la comedia romántica, pero lo más habitual es que agiten la animosidad del pueblo contra sus rivales en Washington y Seúl, y que presenten a la familia Kim como un bastión que no tiene miedo ante los malvados imperialistas extranjeros.

Los progresos de Corea del Norte en tecnología cinematográfica han sido lentos, en especial si se les compara con los de sus vecinos surcoreanos, que son la envidia de Asia.

El relativo aislamiento del país supone que los cineastas norcoreanos rara vez tienen la oportunidad de trabajar con artistas extranjeros.

Una notable excepción fue «Comrade Kim goes Flying», una comedia romántica de 2012 sobre una joven minera que sueña con convertirse en trapecista. La cinta fue coproducida con socios occidentales.

La década de 1980 fue la mejor época para la cinematografía norcoreana. El padre del gobernante actual, Kim Jong Il, fue un ardiente cinéfilo y concedió generosas ayudas para la producción de películas.

Cuando Kim criticó negativamente la calidad de las películas producidas en su país, ordenó el secuestro del cineasta surcoreano Shin Sang-ok y de la entonces esposa de éste, la actriz Choi Eun-hee, en 1978, dijo Shin después de que lograra escapar del norte en 1986.

AP